Amamantar a nuestro bebé es algo tan hermoso e increíble, es una conexión que solo las mamás que hemos amamantado sabemos describir. En un momento donde se cruzan miradas, nuestro corazón rebota de emoción y no sabemos expresar con palabras lo que realmente sentimos.
Pero aparte de esa hermosa conexión, amamantar a veces es difícil y aunque es algo natural se requiere algo de practica para hacerlo de la manera correcta. Durante la lactancia nuestro cuerpo sufre algunos cambios que nadie nos cuenta, aquí te vamos a mencionar algunos.
Grietas dolorosas: Si nuestro pequeño no se engancha o agarra de forma correcta al pezón, se forman grietas que son muy dolorosas para la madre, a veces algunas mujeres llegan a sangrar y es tanto el dolor que a veces tiran la toalla y abandonan la lactancia. Si estas pasando por lo mismo, no dejes la lactancia, solo debes tratar diferentes posiciones hasta encontrar una que se acomode a ambos y asegurarte que el bebé agarre de forma correcta el pezón. ¡La lactancia no debe doler! Si duele es porque hay mal agarre.
Te da una sed incontrolable: Tu cuerpo pide recuperar el líquido perdido, esa es la razón por la que sentimos tanta sed cuando amamantamos. Recuerdo que cuando amamantaba me tomaba hasta dos vasos de agua uno tras otro, y es muy bueno porque aparte de que te mantiene hidratada, recuperas el líquido perdido.
Tu útero vuelve a la normalidad más rápido: Después del parto la mayoría de las mujeres sienten unos dolores un poco fuerte (especialmente si están amamantando). Estos dolores son los llamados “entuertos” y son producidos por la liberación de oxitocina cuando el bebé succiona, esto hace que aparezcan contracciones que ayudan al útero a regresar a su tamaño normal más rápido.
La crisis de los tres meses: Tu bebé llora desconsolado, te estira el pezón como si no hubiera nada en tus senos. Entonces piensas, “ya no tengo suficiente leche”, “Mi bebé no se llena con mi leche”, pero no! No es nada de eso. Te darás cuenta que tu bebé quiere mamar más seguido, y cuando suelta la teta se queda llorando como si no se hubiera llenado.
A esto le llamamos la crisis de los 3 meses y suele suceder alrededor de los primeros 14-20 días de nacido, después entre las 6-7 semanas de vida y a los 3 y 6 meses. Los bebés hacen esto porque necesitan aumentar la producción de leche, y la única manera es mamando frecuentemente. Después de 3-7 días todo vuelve a la normalidad.
Amamantar puede ser agotador: Amamantar a nuestro bebé no es tarea fácil, pero tampoco imposible! Las madres que amamantan se agotan más rápido, pues aparte de que están perdiendo líquido y energía de su cuerpo, necesitan estar constantemente atendiendo las necesidades de su bebé. Por eso es normal quedarse dormida junto con el bebé mientras le dan el pecho.
No importa la hora ni el lugar: Tu bebé no sabe de horarios ni lugares, solo quiere ser amamantarlo cuando tiene hambre. Así que siempre debes estar preparada para alimentarlo en cualquier lugar.
Los dientes “el terror de las madres que amamantan”: El terror de muchas de las madres que amamantan es pensar que cuando le broten los primeros dientes al bebé “la morderá”. Sin embargo, muchos bebés que aún no tienen dientes muerden con las encías y lo hacen muy fuerte!
Pierdes peso: A veces perdemos peso sin control, y por más que comas cada día te ves más delgada.