La placenta es el órgano que satisface las necesidades del bebé dentro del vientre materno, como la respiración, nutrición y excreción durante los 9 meses de gestación.
A medida que avanza el embarazo, la placenta va evolucionando, su clasificación se divide en cuatro tipos de madurez: cero (0), uno (I), dos (II) y tres (III).
Tipos de madures de la placenta
Placenta grado 0: Se define como placenta cero (0) al nivel más joven de los 4 tipos. La placenta cero pertenece o corresponde al primer y segundo trimestre de gestación. Se caracteriza porque la placa basal (aquella que está más cerca del útero) es igual que la placa corial (la que está más cerca del feto).
Placenta grado I: La placenta grado uno pertenece o corresponde a la semana 31 de embarazo. En está etapa la placenta deja de tener un aspecto homogéneo, y se ven calcificaciones en la placa corial.
Placenta grado II: La placenta grado II se desarrolla alrededor de la semana 36 de embarazo y continua hasta el final de la gestación. Aquí no es homogénea debido a los depósitos de calcio. La placa corial es discontinua y ondulada, y la basal ya se ha separado del miometrio (capa muscular que constituye el grueso del espesor de cuello uterino).
Placenta grado III: Las placentas grado III son las que tienen gran depósito de calcio a todos los niveles. Tanto la placa basal como la corial aparecen altamente ecorrefrigentes (color blanco). Los tabiques de ambas partes de la placenta ya confluyen entre sí. En definiciones más clara, la placenta grado III son aquellas calcificadas o envejecidas en su totalidad.
Si tu placenta envejece antes de tiempo, como por ejemplo, tener una placenta grado III a las 36 o 37 semanas de gestación. Eso puede significar que el bebé no esté recibiendo los nutrientes necesario o que ya no esté recibiendo oxígeno, teniendo que realizar una cesárea de emergencia.