Cuando me iba a convertir en mamá traté de estar consciente de que mi pequeño no sería un objeto alquilado el cual tendría por un tiempo determinado.
Mi bebé no sería un juguete, que cuando lo compras estás muy entusiasmado pero después de unos días ya no le haces caso. O como una aplicación del celular que puedes activar y desactivar a tu antojo.
Estaba clara que mi bebé sería un pequeño ser humano, con complejidad, que venía con todo, con cosas buenas como (los besos, su sonrisa, abrazos etc.), pero también con muchas cosas difíciles como (Muchos días de trasnocho, la preocupación de cuando se enferma, el no poder consolar su llanto etc.).
Estaba totalmente segura de que mi bebé me haría experimentar sentimientos que nunca imagine, y situaciones totalmente fuera de mi control.
Quizás esto en lugar de asustarme o espantarme, me ha hecho valorar y disfrutar cada segundo con mi bebé. Yo pienso que todos los que serán padres deberían entender eso.
Puedo dar testimonio de que las desveladas son terribles y agotadoras. Pero jamás imagine como iba a contemplar cada parte de su diminuto cuerpecito fuera de un horario razonable. Ver a mi bebé sonreír y querer jugar en medio de la madrugada y que tu corazón rebote de amor por ese pequeño ser que tienes a tu lado. En ese momento no le das mente al sueño, simplemente disfruta cada segundo, es algo inexplicable que solo las que ya somos madres entendemos.
Saber que ese pequeño ser depende de mi, me hace recordar mi propósito aquí en la tierra y me ha ayudado a descubrir dones y habilidades en mi misma que nunca imagine tener.
Antes de ser mamá tomaba mi tiempo para todo, y no me preocupaba mucho por correr para hacer las cosas. Pero ahora que soy mamá, hago 4-5 cosas a la vez y hasta más. Me he visto en situaciones que he tenido que estar amamantando, comiendo y haciendo algún quehacer de la casa al mismo tiempo, y gracias a esto he descubierto el gran don que Dios nos regala a todas las madres del mundo.
Ver como nos conectamos y nos enamoramos cuando estoy amamantándolo es algo que no tiene precio, ver que mis brazos o simplemente mi voz tienen el poder de calmarlo me hace sentir segura y poderosa.
Su llanto es el comunicado de que necesita algo e inmediatamente ahí voy yo como un super héroe a salvar el mundo.
Cada una de estas cosas mencionadas tienen una recompensa inmediata:
- Una mirada que contagia al instante mientras amamanta.
- Una sonrisa en medio de la noche que no la cambiarias por nada.
- Su tranquilidad después de atender sus llantos.
- Ese suspiro cuando lo acuesta en tus pechos.
- Sus bracitos alrededor de tu cuello.
- Su mejoría después de una larga noche cuando estuvo enfermo.
Estas cosas son el único y mejor pago que podemos recibir las madres. Es una alegría para mi poder compartir la satisfacción que he vivido durante mi maternidad.
Desde que me enteré de mi embarazo, decidí firmemente dar lo mejor de mí, cuidar a ese pequeño ser hasta con mi vida de ser necesario, porque Dios confió en mí para criar y guiar a ese niño por un buen camino.
Estoy enormemente agradecida con Dios por darme este maravilloso regalo, y sin duda alguna tener un hijo es hacer un curso intensivo de como amar a alguien más que a ti mismo.
Fuente: http://www.naranxadul.com/
Otros temas de Naran Xadul: http://www.naranxadul.com/naran-xadul/respira-seras-madre-toda-tu-vida-el-solo-sera-nino-una-vez