Cuando empezamos a sentir los primeros movimientos de nuestro bebé (alrededor de la semana 17-22 de gestación), es imposible resistirse a acariciar nuestra pancita. Esto es normal y con mucha frecuencia podemos ver a las mujeres embarazadas acariciando su barriga.
A medida que el bebé va creciendo podemos distinguir con más facilidad sus movimientos de sus pataditas, de tal forma que casi para término de tu embarazo podrás distinguir si tu bebé está moviendo la pierna, un brazo o cualquier otra parte del cuerpo.
Según las investigaciones, los bebés en el vientre responden a estímulo cuando le hablas y le cantas, desde antes de nacer escuchan nuestras voces y se van familiarizando con ellas.
Algunos investigadores de la universidad de Dundee en el Reino Unido realizaron un estudio el cual incluía realizar 3 actividades diferentes. Eligieron a 25 mujeres embarazadas que se encontraban entre la semana 21 y 33 de gestación.
Le pidieron a las embarazadas realizar 3 actividades, acariciar su vientre, hablarle al bebé y no hacer nada. Para la actividad de la voz eligieron a 8 mujeres y les pidieron que le leyeran un cuento a su bebé en voz alta.
Para la actividad táctil eligieron otro grupo de 8 mujeres y le indicaron que acariciaran sus pancitas suavemente, para la última actividad le pidieron al resto de las mujeres que colocaran las manos en sus costados, sin realizar nada.
Los resultados revelaron que los bebés respondieron más durante la actividad que implica el contacto. Los bebés con más semanas de gestación respondieron aún más que los bebés de menos semanas, aunque los bebés más jóvenes respondieron muy bien al estimulo también.
En la ecografía se podía ver como los bebés con mayor cantidad de semana gestacional se movían más e incluso se tocaban ellos mismo, con las manos y también hacían movimientos de todo tipo con su boca, en el momento que la madre acariciaban la zona abdominal. Así que ya saben mamitas, acaricien mucho su pancita y tu pareja que lo haga también.