Si, los bebés orinan y defecan dentro del útero materno, pero no pienses tampoco que habrá popo flotando en el líquido amniótico.
Los bebés no come, no ingieren alimentos a través de la boca, sino que los alimentos que reciben es a través del cordón umbilical directamente a la sangre, y los deshechos igualmente se evacúan por el cordón umbilical y a través de la placenta, al cuerpo de la madre.
Sin embargo, ingieren por la boca un poco del líquido amniótico en el que se encuentran suspendidos, y este pasa por el intestino, donde se absorbe parte de agua, y otra parte se defeca.
Lo que se evacúa no se trata de los restos de la digestión de alimentos, por lo que no hay heces, sino de residuos propio líquido amniótico.
Esto dicen que sirve para que el aparato digestivo vaya entrando en funcionamiento poco a poco antes de ser realmente necesario. Por otro lado el líquido amniótico es reabsorbido por la madre y se regenera cada poco tiempo, por lo que se mantiene más o menos limpio.
Después del nacimiento y durante uno o dos días sí harán popo de un color y una resistencia rara, estas serán sus primeras heces y se llaman “meconio” y es el residuo de todo lo que se ha ido quedando en el intestino del bebé durante la gestación (células muertas principalmente).
En caso de que el bebé defeque el meconio antes de nacer en el líquido amniótico hay un riesgo alto de que entre a sus pulmones y cause daños. Cuando se observa meconio al romper fuente, no se considera buen signo.
Después los bebés al tomar leche constantemente empezarán a defecar de forma normal, al haber algo que realmente atraviesa todo el aparato digestivo y es absorbido en los intestino y deja residuos que son expulsados mediante defecación.