La fiebre es el aumento temporal en la temperatura del cuerpo debido a alguna enfermedad o padecimiento.
La fiebre no es una enfermedad, es un mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones, tanto las causadas por virus como por bacterias.
Un niño tiene fiebre cuando su temperatura corporal está por arriba de estos niveles:
- 99 F (37.2 C) Resultados de temperatura tomada bajo el brazo (axilar).
- 99.5 F (37.5 C) Resultados de temperatura tomada en la boca (oral).
- 100.4 F (38 C) Resultados de temperatura tomada en las nalgas (rectal).
La fiebre es una parte importante de las defensas del cuerpo contra la infección. La mayoría de los virus y las bacterias que causan las infecciones prosperan mejor a 98.6 F (37 C).
Muchos bebés y niños pueden tener fiebre alta con cualquier virus común. Aunque la fiebre sea para nosotros un signo que se podría estar presentando una batalla en el cuerpo, dicha fiebre está luchando a favor de la persona y no en su contra.
Generalmente no ocurrirá daño cerebral a raíz de la fiebre, a menos que sea de más de 107.6 F (42 C). Cuando la fiebre es causada por una infección rara vez sobrepasa los 105 F (40.5 C), a menos que el niño tenga demasiada ropa, este muy arropado con mantas pesadas, o este en un lugar muy caluroso.
Convulsión febril
Como padres pensar que nuestros pequeños puedan llegar a convulsionar por una fiebre es aterrador. Sin embargo, la mayoría de las veces, las convulsiones febriles no causan ningún daño y por lo regular el niño no tendrá problema de salud más serio a largo plazo.
Las convulsiones febriles ocurren con más frecuencia en niños de 6 meses a 5 años de edad. Los niños pequeños entre 12 y 18 meses de edad son los que se ven afectados más comúnmente. Las convulsiones pueden ser hereditarias.
Por lo general las convulsiones febriles ocurren en las primeras 24 horas de una enfermedad y es posible que no se presente cuando la fiebre está más alta. Las infecciones de oído o cualquier resfriado o enfermedad viral pueden desencadenar una convulsión febril.
¿Cómo bajar la fiebre del niño?
Si su hijo arde en fiebre, hay varios pasos que puedes seguir para ayudarlo a bajar la temperatura y que se pueda sentir mejor.
1- Papas ralladas: Primeramente debes lavar la papa, perlarla y rallarla. Después debes ponerlas en los calcetines de tu hijo.
2- Paños de agua fría: Coloca un paño húmedo de agua fresca en la frente de tu niño, y cámbialo con frecuencia. También puede colocarlos en la frente y en los pies al mismo tiempo.
3- Ropa: Retira capas de ropa para que tu niño pueda perder calor de forma más fácil a través de su piel. Trata de que utilice solo una prenda y que sea ligera. Si el pequeño está temblando, puedes darle una manta ligera hasta que esté un poco mejor.
4- Brandy y agua: Lo primero es diluir una pequeña taza de brandy con la misma cantidad de agua, luego empapa una gasa con esta mezcla, y ponla en los calcetines de tu hijo.
5- Baño de tina: Dale a tu pequeño un baño de tina con agua tibia. A medida que el agua se evapore en su piel, se enfriará y le bajará la temperatura. No utilices agua fría porque puedes causar una hipotermia (una temperatura corporal peligrosamente baja, por debajo de 95 F- 35 C).
6- Hidratación: Dale a tu niño abundantes líquidos y alimentos refrigerados como paletas de helado, para ayudar a enfriar el cuerpo de adentro hacia afuera y mantenerlo hidratado.
7- Ventilación: Utiliza un ventilador. Mantén el ventilador en un ajuste bajo, no con el propósito de que tu pequeño se enfríe, sino para que el aire circule a su alrededor en lugar de soplar directamente sobre él.
8- Evita el sol: Permanece bajo techo en un lugar fresco. Si estás al aire libre, permanezcan en la sombra.
¿Cuándo llamar al médico?
Si tu hijo está ingiriendo líquidos, no es necesario llamar al doctor a menos que su fiebre persista por más de 24 horas o si es muy alta. Pídele al doctor que te oriente un poco más sobre cuándo llamarlo. Por ejemplo, es posible que te recomiende llamarlo de inmediato si su temperatura supera los 104 grados (40 grados C).
La AAP (American Academy of pediatrics) recomienda llamar al pediatra de su hijo cuando tiene una temperatura de 103 grados F (39 grados C) o más.